nota editorial abril 2007
ASAMBLEAS AÑO 2007
Su importancia institucional



Podemos con absoluta seguridad considerar al Mutualismo, como el sistema comunitario solidario por excelencia. Por otra parte, su valor social, producto de los siete principios pilares de su doctrina, hacen de él un movimiento formador ético y generador de acciones concretas, para lograr el establecimiento de igualdad de oportunidades en la sociedad, con justicia y equidad.

En la vida institucional de las Entidades que componen el sistema, uno de esos principios capitales es el de la “organización democrática”, que se manifiesta, principalmente, en la participación del asociado, en todo lo atinente a la administración y conducción política, derecho ejercido no solo voluntariamente, sino también incentivado cotidianamente por los directivos electoralmente elegidos, quienes se encuentran obligados a responder a los requerimientos y fiscalizaciones de sus asociados.

Otra expresión significativa, es la del gobierno ejecutivo de estas Instituciones, (Comisión Directiva o Consejo Directivo), que no realizan ninguna gestión de importancia, ya sea económica u operativa, sin el previo consenso consagrado en resoluciones unánimes o con el voto mayoritario de sus miembros.

Empero, las determinaciones estatutarias y jurídicas reservan para la ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA DE ASOCIADOS, la máxima instancia de autoridad.

Nuestras mutuales, AMPC y AMPF, realizan anualmente el último día viernes del mes de abril, este evento trascendente, cada una en su ámbito de actuación, dando así cumplimiento a lo prescripto en sus respectivos Estatutos, procediendo a la puesta a consideración de los asociados asambleístas, de la Memoria y Balance e informe de la Junta Fiscalizadora, correspondientes al ejercicio vencido el 31 de diciembre del año anterior, así como todas las medidas adoptadas por la Comisión Directiva ad'referéndum de la Asamblea General Ordinaria.

La importancia que reviste ese acto institucional, con facultades para aprobar o no las acciones del órgano directivo, posee la dimensión propia de la existencia auténtica del poder, que otorga a los asociados la organización democrática del sistema mutualista, concebida con el más puro sentido de participación y preservación de los intereses de la Entidad, que es como decir el de cada uno de ellos, particular y colectivamente.

Procurar con especial dedicación, motivar la práctica continua de este modelo democrático, no superado hasta ahora por ningún otro desde Atenas hasta aquí y que da real pertenencia y predicamento a los dueños legítimos de las organizaciones, es una tarea inexcusable de los directivos, a cumplir a través de su difusión intensiva y de una constante formación y capacitación de todos sus componentes, con el propósito de alcanzar el mayor grado de “mutualización” posible.

De tal manera, preservando a ultranza la pureza del modelo democrático, es como el mutualismo logra crear en la comunidad a la que sirve, las condiciones de bienestar social y calidad de vida que son su misión preeminente.