nota editorial abril 2010
 LO QUE NOS DEJÓ EL FORO INTERCONTINENTAL DE   MUTUALISMO 

Desde lo más remoto de la historia, el hombre y la mujer constituyeron familias, siendo constante hasta hoy, que su desarrollo en términos de humanidad, fue esencialmente el sentido casuístico e intelectual, originado en todos los ritos y religiones que tienen a la unidad en el amor al prójimo y a la ayuda recíproca como las causas primordiales de la subsistencia, el progreso y la seguridad, en todas las comunidades que pueblan nuestro planeta.
Y eso es MUTUALISMO, mutualismo en el estado más puro, generador de la base doctrinaria que sustenta al sistema solidario por excelencia.

Durante la realización del Foro Intercontinental de Mutualismo, desarrollado en la ciudad de Buenos Aires el 22 de abril próximo pasado, tuvimos ocasión de comprobar que ese concepto de afinidad espiritual y de propósitos, estuvo siempre presente en cada una de las disertaciones e intervenciones de los dirigentes mutualistas pertenecientes a los tres continentes: África, América y Europa, de manera tal, que fue evidente la actual vigencia de esos valores que le dan forma y efecto al mutualismo moderno.

La importancia de este trascendente evento debe medirse, precisamente, porque sirvió para revalidar la idea fuerza de que la mutualidad, en todo el mundo, sigue siendo la alternativa posible para que la lucha contra la pobreza y la indigencia, que afecta a todas las sociedades y a todos los países, dado que se encuentra en estado de incesante incremento y globalización, vaya ganando terreno en la reducción de la desigualdad y la injusticia social.

Esta manifestación unánime de reacción ante el fracaso recurrente de los sistemas y modelos económicos de corte liberal, o de estado de bienestar, impulsados por la actividad privada o los estados, según el caso, nos hace visualizar con absoluta claridad que el camino del cambio, no es otro que la economía solidaria.
En este punto, cabe destacar la profundidad con que fue tratado el tema del rol del mutualismo en ese sistema económico-social, por los prestigiosos panelistas de los tres continentes participantes. Tal circunstancia, posibilitó un considerable incremento de los conocimientos de los dirigentes presentes, que vieron así, sensiblemente enriquecida, su preparación ideológica y funcional para enfrentar exitosamente las coyunturas desfavorables que se anteponen férreamente al cambio histórico que la economía solidaria tiene como objetivo excluyente.

El hecho de que las disertaciones de los panelistas, pusieran el énfasis en la igualdad de los pueblos, más allá de alguna otra interpretación que se basó en las diferencias estructurales de los países representados en el Foro, demostró que el concepto imperante de afinidad dentro de la diversidad, los caracteriza no sólo por la similitud en la naturaleza de los problemas que enfrentan, sino que también los asimila en la búsqueda de soluciones comunes.

Un escenario tan propicio como el del Foro Intercontinental, el primero de este carácter en América, en el cual confluyeron distintos idiomas y realidades sociales, prevaleciendo no obstante un denominador común, permitió también percibir una predisposición instintiva, para considerar favorablemente el propósito, reiteradamente anunciado por Odema, de constituir una organización internacional ecuménica, que aglutine al mutualismo para darle la representatividad y la fuerza necesaria, capaz de incidir con el suficiente predicamento en las políticas sociales de los centros del poder mundial.

Superando cualquier disquisición filosófica o académica, pueden concluirse estas reflexiones, haciendo hincapié en la tangible demostración de unidad que distingue al mutualismo, que lo hace universalmente único e irrepetible, cuando en su generosa idiosincrasia postula su mensaje fraternal sustentado en sus valores y principios difundiéndolos sin barreras étnicas, religiosas, culturales o políticas.

Esta revaloración de los valores intrínsecos del mutualismo, lograda en un marco de alto nivel dado por la jerarquía de los expositores-panelistas y la interesada participación de los asistentes, resulta indubitablemente de una singular trascendencia y junto al espíritu de hermandad que prevaleció durante la jornada interactiva llevada a cabo, son un punto de partida para el mutualismo mundial hacia su definitiva consolidación.

Puede decirse entonces, que este primer Foro, nos deja una impronta realmente alentadora para el presente y el futuro de nuestra joven internacional y se constituye en una referencia documental que habrá de reivindicar para Odema, el reconocimiento por su consecuente acción procurando reinstalar en todos los foros y organizaciones internacionales al sistema mutualista, injustificadamente ignorado y subestimado por la ausencia de una política de proyección y presencia institucional fuerte y sostenida, no sólo en América, sino que tampoco ha sido encarada, lamentablemente por el resto del mundo mutualista.

Finalmente, puede afirmarse que este Foro, ya es un jalón de inimaginables derivaciones y de óptimas consecuencias que se irán sucediendo en el tiempo sobreviniente, todas ellas a favor del desarrollo y fortalecimiento de Odema, que es lo mismo que decir del mutualismo americano en su conjunto.