nota editorial diciembre 2010
 AÚN ESTÁ TODO POR HACER 

Esta frase tantas veces repetida a lo largo de los años en nuestra Mutual, no es una originalidad, ni tampoco una genialidad, pero sí es cierto que su recurrente mención, obedece al reconocimiento de una realidad indiscutible y para fortalecer este juicio de valor, nada mejor que intentar alguna reflexión que explique y justifique este concepto.

Actualmente y desde hace algún tiempo, corremos el peligro de caer en el pecado de vanidad, generado no sólo por las múltiples realizaciones llevadas a cabo por la Entidad, sino también y en gran medida, por el reconocimiento explícito de propios y extraños en cuanto al prestigio adquirido que la ha convertido en una referente obligatoria, cuando se trata de mencionar un ejemplo de funcionalidad transparente y de eficiencia y fiel sujeción a los principios del sistema mutualista.

Estemos pues, muy atentos ante esa posibilidad, para nada conveniente y pensemos en todo momento, que no existe una medida suficientemente satisfactoria en nuestra mutual, que indique el haber llegado a cubrir totalmente, las demandas de prestaciones de las familias asociadas.

Por el contrario, es indudable que al mismo tiempo que avanzamos en la variedad y utilidad de los servicios, los requerimientos son también mayores, y es así, porque el universo societario de la mutual, es justo decirlo, necesita que nos preocupemos permanentemente por mejorar la calidad de vida de quienes lo componen, que como sabemos, constituye en gran medida la franja poblacional más carenciada y excluida socialmente.

Es por eso, que próximos a la finalización de este último año de la primera década del siglo, cuando es el momento en que habitualmente realizamos el balance económico y también el social y nos vemos en cada fin del calendario, ante un proceso de gestión de una frondosa y meritoria trayectoria, hagamos también el ejercicio de humildad, que nos permita tomar conciencia de la responsabilidad y compromiso que implica, el pertenecer a una organización emblemática dentro del sistema mutual argentino, que ha trascendido sus propias fronteras para convertirse en modelo para el mutualismo americano.

No caigamos entonces, en la errónea creencia de que hemos logrado la plena satisfacción de los requerimientos de nuestros representados y pensemos que nuestra misión, no tiene meta fi nal ni techos limitativos. Sepamos que no faltarán en ese camino, las difi cultades y tropiezos propios del trabajo fecundo, como así también la mayor de las satisfacciones que brinda el sistema, la solidaridad en su estado más puro y tangible, el que procura el bienestar común sin egoísmos ni discriminaciones, indudablemente, la mejor recompensa para los que abrazamos el ideario del mutualismo.

Tenemos a la vista la proximidad de una nueva década y las perspectivas que se abren a partir del 2011, auguran una aceleración del crecimiento de la Mutual, seguramente más fuerte y sostenible aun que el experimentado en el pasado y en el presente.

Esta opinión optimista se sustenta en una situación institucional, asociativa, económica y patrimonial inmejorable, lo que constituye una base de lanzamiento de nuevas realizaciones y servicios transformadores, tanto en materia de salud como en la cristalización de un instrumento económico–financiero, basado en los lineamientos de la “banca solidaria”, que respondan a todas las necesidades que en tales temas experimentan nuestras familias asociadas.

La visión de la Comisión Directiva en el transcurso de los tiempos a transitar, imagina con sólidos fundamentos, un posicionamiento institucional, nacional e internacional, que respalde ese crecimiento previsto, garantizando de tal manera la estabilidad y continuidad, que exige esa proyección a un nivel de consideración y predicamento social, jamás alcanzado dentro de la comunidad mutual argentina y latinoamericana.

En fin, es fácil advertir de todos modos, que la aseveración invocada “aun está todo por hacer” sigue plenamente vigente y pese a todo lo realizado, aun hay mucho por hacer en favor del alivio de la pobreza; la igualdad de oportunidades; la inclusión social; en suma, todo lo que valora y propicia a la dignificación del se humano y su derecho a la felicidad.

Por último, todos los que componemos nuestra mutual, asociados, dirigentes, profesionales, empleados y colaboradores, renovemos el sentido místico que hizo posible alcanzar logros paradigmáticos, pero sin olvidar que siempre estará vigente el futuro a construir también por todos.