nota editorial julio 2013
 LAS MUTUALES DE LA ECONOMIA SOCIAL Y SOLIDARIA 

A lo largo de la historia más que centenaria del sistema, las mutuales han demostrado con cada uno de los múltiples servicios que brindan a sus asociados y que abarcan a temas tan conectados con la ecuanimidad en el derecho a la calidad de vida, como son: salud, educación, ayuda económica, asistencia social profesionalizada, esparcimiento y recreación, cultura, contención y pertenencia, etc., dentro de un marco regulatorio elaborado y aprobado por los propios interesados, que la justicia, equiparación de posibilidades y la inclusión social, tienen plena vigencia y que pueden alcanzarse, a poco que se imite a esas entidades de la economía solidaria, tanto en su concepción filosófica, como en su estructura funcional.

No es controvertido en modo alguno, el concepto que considera a la economía social y solidaria, como una expresión fuertemente dirigida al alivio de la pobreza y a una mejor calidad de vida de los pueblos, con punto de apoyo en el esfuerzo mutuo de sus habitantes.

Tampoco es discutible, que el mutualismo, bastión de la economía solidaria, es una de las más genuinas formas de entidades, que aplican exitosamente la metodología del asociativismo, con sujeción a principios tales como:

• Adhesión voluntaria
• Organización democrática
• Neutralidad institucional: política religiosa, racial y gremial
• Contribución acorde con los servicios a recibir
• Capitalización social de los excedentes
• Educación y capacitación social y mutual
• Integración para el desarrollo

Estos siete valores básicos de la doctrina mutualista entendidos y naturalmente practicados por el género humano desde su más lejano origen, conservan plenamente su vigencia en la sociedad actual y son los que componen el sistema moderno de la ayuda mutua, no obstante su antigüedad y extensa trayectoria histórica.

Como respuesta imprescindible a un mundo que se caracteriza por su visión cosmopolita en la atención de los intereses sectoriales, ya sean estos económicos, sociales, tecnológicos, académicos y hasta geopolíticos, comportamiento que se atribuye, en gran parte y no sin razón, al avance extraordinario e incesante de los medios comunicacionales, que han reducido drásticamente las distancias geográficas y el conocimiento de las diversas idiosincrasias de los pueblos de la tierra, se ha visto con absoluta claridad, que es necesario tomar el camino de la inserción en la comunidad universal de la economía social y solidaria.

Entendiendo que es esa la visión correcta para encaminar al mutualismo dentro de la realidad existente en la sociedad mundial, si se quiere que el noble sistema de la solidaridad organizada por excelencia ocupe el lugar a que tiene derecho, procede que se confiera continuidad al proceso de integración en todas las formas posibles.

Todas las acciones direccionadas, en sintonía con la realidad internacional, deben ser acentuadas en el futuro, por cuanto la tendencia mundial marca claramente que ninguna actividad de incidencia en la comunidad, puede prescindir de la experiencia y de su intercambio, a nivel por lo menos de bloque regional. A esto debe agregarse, que ya está reiteradamente comprobado que la representación del sistema mutual, sólo puede ejercerse con la fuerza que la gestión requiere y si se cuenta con el apoyo y representatividad, de la suma de las entidades con vida activa en el ámbito supranacional.

Es entonces imperioso, fortalecer la coordinación y sinergia de los esfuerzos de todos los mutualistas esparcidos a lo largo del mundo, adecuándolos a las distintas realidades geográficas y sociales, reconociendo que la existencia de las particularidades regionales, alimentan el concepto ecuménico del mutualismo dentro de su diversidad y hacen ver claramente la necesidad de alcanzar el establecimiento de una organización mundial, con capacidad para acrecentar su participación y los beneficios que de ello emergen, en el contexto de la economía social y solidaria.

ODEMA, con un fuerte compromiso asumido en ocasión de su participación discursiva en la 101º Conferencia Internacional del Trabajo de la OIT el 06 de Junio de 2012 y en el debate general del Segmento de Alto Nivel de la reunión anual Ministerial de ECOSOC (Concejo Económico y Social) en la Sede de las Naciones Unidas el 06 de Julio de 2012, donde expresó, enfáticamente, la vocación del mutualismo por compartir y acompañar al objetivo cardinal de la ONU de lograr un mundo mejor, con políticas que tengan como prioridad a la dignidad del ser humano, viene honrando esa determinación con su trabajo en los 17 países de América del Norte, Central, Sur y el Caribe que la componen, promoviendo junto al mutualismo americano, el establecimiento del piso mínimo de protección social, consciente de la trascendente incidencia del mismo, en el marco de la economía social y solidaria, de la que es pieza insustituible y fundamental.

Por otra parte, habida cuenta que la ONU –incluyendo a la OIT- está desarrollando, con un equipo de alto nivel, compuesto por representantes de los gobiernos; ONGs; el sector privado y las instituciones académicas, la determinación de las líneas de trabajo con posterioridad al 2015 y que el centro de la cuestión clave lo constituye el individuo y el grado de pobreza en los hogares (incluyendo el desarrollo humano, empleo y medios de vida y cómo alcanzar a los marginados y excluidos), contemplando también igualdad de oportunidades, educación, sostenibilidad ambiental, seguridad alimentaria y nutrición, salud y otros, ODEMA cree oportuno destacar la necesidad de que EL MUTUALISMO ORGANIZADO MUNDIALMENTE, diga su presente en esta trascedente convocatoria de las Naciones Unidas.-