nota editorial marzo 2005
LA JUVENTUD Y EL MUTUALISMO

Una reveladora coincidencia que se manifiesta en las comunidades mutualistas es la ausencia notoria de la juventud, circunstancia que le resta a la noble tarea que llevan a cabo las Entidades en el sector de la economía social y solidaria, el aporte renovador en la filosofía y en el espíritu de la mutualidad, que pueden proporcionarle los jóvenes con su mentalidad fresca y abierta al gran avance tecnológico mundial y, por sobre todas las cosas, generadores del recambio generacional que asegure la existencia y vigencia del sistema. Conscientes de esta situación, que como hemos dicho se repite en el mutualismo, no sólo de nuestro país, sino que es el problema recurrente en por lo menos toda Latinoamérica, proponemos una respuesta superadora que debe iniciarse con medidas concretas, tales como ubicar en el centro de atención de los Dirigentes, la importancia y la urgencia del tema, apelando para ello a su difusión, tratamiento y discusión en todos los Encuentros, Congresos, Jornadas y, en definitiva, en cada uno de los eventos nacionales o internacionales en que se participe. Es decir, la idea es instalar el debate y que sepamos resolver qué hacer y cómo, para que la integración de la juventud en nuestras Instituciones sea una realidad. Aquellos que tenemos la responsabilidad de conducir a nuestras Entidades, además de impulsar esa iniciativa en toda ocasión propicia, debemos también cumplir con la obligación que nace de lo institucional y que es procurar la formación conceptual de los que serán en el futuro los Dirigentes, que tomarán la posta y la difícil tarea de construir un mutualismo cada vez más participativo, con una integración social que comprenda a todas las generaciones, en una acción permanente, efectiva y duradera. Del éxito que tengamos en esta transfusión de sangre nueva en nuestras estructuras dirigenciales, operativas y de administración y fundamentalmente, de la dimensión que alcance el trabajo de mutualización de los jóvenes que se vayan incorporando en una suerte de sinergia a la experiencia y sólidos principios de solidaridad de los viejos Dirigentes, dependerá la sobrevivencia de las organizaciones centenarias que es nuestra obligación preservar. Por eso, sepamos entender el enfoque novedoso con que los jóvenes ven a la sociedad en su conjunto y al mutualismo en particular, valoremos a sus ideas e iniciativas, respetemos sus opiniones y puntos de vista, muchas veces extraños a los que se manejan en otras generaciones. No siempre la verdad está del lado que tradicionalmente hemos creído acertado. Es posible así que veamos con el devenir del tiempo, mutuales remozadas, con nuevas actividades y con renovadas fuerzas, que posibiliten el desarrollo y una mejor calidad de vida, a cada una de las familias asociadas.

Alfredo Sigliano
Presidente AMPF