“Trabajar en el Correo era algo importante”

Juan Galli, a sus 90 años, evoca su vida que lo llevó a ser hoy delegado de la Mutual en Mar del Plata.

Él dice no haberse dado cuenta. Por más que lo piensa y lo piensa, no puede creer que esté a punto de cumplir 90 años. El sorprendido es Juan Galli, tal vez el decano de los directivos de AMPF y AMPC. Desde hace unos 15 años Juan es el delegado de la Mutual en Mar del Plata, ciudad a la que había elegido para vivir, disfrutar y descansar después de 51 años de trabajar en el Correo. Pero un día no le pudo decir que no a su amigo Alfredo Sigliano y acabó buscando un local para abrir la delegación nº 6 en la ciudad balnearia más visitada de Argentina.

“Soy nacido en Quilmes (provincia de Buenos Aires) el 6 de junio de 1923 –comienza el relato de su vida-. Mi madre era española y mi padre, hijo de italianos, empleado de Correos”. Así, “Correos”, en plural, dirá muchas veces Galli, sello indeleble de sus largos años en los que la empresa se llamó “Correos y Telégrafos del Estado”. Dice que tanto él como su hermano entraron a trabajar a la misma institución a instancias de su papá “porque trabajar en el Correo era importante. Era el tiempo en que entrabas como mensajero a los 15 años y te veían con uniforme y te decían ‘trabajás en el Correo, entonces no vas a tener más problemas en tu vida’. Tenía un sueldo seguro además de jubilación, que en ese tiempo sólo la teníamos nosotros y los ferrocarriles”.

A sus 90 casi cumplidos (esta entrevista se realizó en los últimos días de mayo), Juan repasa su vida en su oficina de la delegación Mar del Plata, tras un amplio ventanal que llena el ambiente de luz. Afuera se respira el aire de un mar otoñal que descansa aún del trajín veraniego y vacacional. A espaldas del entrevistado, un puñado de fotografías le recuerdan los momentos fundacionales de la Mutual en “La Feliz”, donde se lo vé posando junto al presidente Alfredo Sigliano y otros dirigentes de la época. Le pide al cronista que lo tutée.

– ¿Cómo se sienten los 90 años, Juan?
– Me parecen mentira. Ustedes me hacen acordar que voy a cumplir 90. Si no, no me doy cuenta.
– Y ¿cómo llegaste a esta edad?
– Nunca tuve en cuenta la edad que tenía. Hacía las cosas porque tenía que hacerlas. Por supuesto que es un poquito de suerte. En mi familia, creo que soy el único que ha llegado a los 90 y en 51 años en el Correo, si falté veinte días es mucho. ¡Qué bárbaro!
– ¿Cómo fue tu infancia?
– Muy distinta de las de ahora; era otra cosa. En Quilmes salíamos a tomar mate en la vereda con el vecino; mis padres ahí, nosotros jugando. A los 16 años me puse los pantalones largos (hasta entonces, andábamos con los cortos). Ya a los 16 o 17 íbamos a los clubes a aprender a bailar bien. En Quilmes estaba el club Tucumán, del que llegué a ser dirigente. Ahí se hacían bailes los sábados y los domingos. Era todo una familia. Volvías a las tres de la mañana por un barrio oscuro y no te pasaba nada. Hoy salís y te matan. La verdad es que tuve una niñez y una juventud muy lindas.
– ¿A que escuela fuiste?
– Fui a la Escuela nº 16 del barrio La Colonia, a una cuadra de mi casa y seis de la calle principal.
– Hablame de tus padres…
– Mi mamá vino de España a los 17 años, cuando falleció su madre. Acá conoció a mi padre, hijo de genoveses. Así que tengo sangre latina pura: española e italiana.
– ¿A qué edad te casaste?
– A los 24 me casé y me fui a vivir a Bernal, a una pieza que me dio mi suegro. Tuve dos hijas a las que hice entrar a trabajar en el Correo también. Luego enviudé y me casé en segundas nupcias. Pasaron los años…

La carrera laboral de Juan Galli en el Correo superó por poco el medio siglo de extensión. Comenzó como mensajero y llegó casi al puesto más alto al que podía aspirar: sólo le faltó cubrir las dos categorías más altas del escalafón.

– ¿Cómo fueron aquellos primeros años en el Correo?
– A los 15 años mi padre me hizo entrar como mensajero. Salía en bicicleta a llevar los telegramas. Año nuevo y Navidad, trabajábamos repartiendo telegramas a las 12 de la noche, Tocábamos la puerta y entregábamos telegramas de felicitaciones.
– ¿Y cómo era la institución?
– Correos era antes muy familiar. No faltar era una responsabilidad y era un orgullo llevar el uniforme; ser empleado de Correos con ese saco con botones que los lustrábamos… Subíamos al tranvía o al colectivo y no pagábamos.

De mensajero pasó a carteo y luego, por diez años, telegrafista. Hizo después los cursos de capacitación para ser jefe de oficina y no paró hasta ser inspector mayor, lo que lo llevó a recorrer el país cumpliendo funciones acá y allá.

“Nos conocíamos todos y conocías a toda la gente; y a veces, llevarle un telegrama con la noticia de un fallecimiento era difícil –afirma-. Éramos importantes como empleados de Correos. Éramos importantes porque ahora tenés otros medios para comunicarte, pero en ese entonces era básicamente el correo con un telegrama o una carta”.

En 1989 Galli pone fin a más de medio siglo de trabajo telepostal (“el día que hice el telegrama para decir que renunciaba para acogerme al beneficio de la jubilación, lloré”, confiesa). Sin embargo, no pasaría mucho hasta que el llamado de su amigo Alfredo Sigliano lo sacaría de la placidez del retiro. “Me pidió que buscara un local para alquilar en Mar del Plata y me hiciera cargo de una filial de la nueva Mutual, que era Protección Familiar”. Así fue que el 1º de abril de 1998 se abría la delegación nº 6 de AMPF conducida por Juan Galli y su esposa más una empleada.

“Con Sigliano nos conocíamos del Correo. Trabajamos cinco años frente a frente en una misma mesa. El día que inauguramos la Mutual acá, él no pudo viajar y yo me lamentaba porque había una cola de media cuadra de gente interesada en sacar ayudas económicas. Pero vino con otros miembros de la Comisión Directiva al día siguiente, y resulta que la cola ya era de más de una cuadra”, evoca Juan mientras su rostro añoso recrea la felicidad de aquél momento.

– Para terminar, ¿cómo imaginas a la Mutual dentro de diez años?
– Dentro de diez años la Mutual va a ser algo muy importante en la República Argentina. Pienso que va a sustituir muchas cosas en materia de salud, bancos… Creo que va a ser grandiosa porque el mutualismo puede generar un cambio en la sociedad.